Salinas M. Eduardo
POLÍTICA CON FUNDAMENTO
30 NOV. 2020
Cuando Giovanni Sartori publica su libro “Política: Lógica y Método en las Ciencias Sociales” en 1979, el mundo intelectual apasionado por temas de doctrina política, se verá inquieto al tratar de comprender el pensamiento de este gran personaje que plasmaría en su nueva obra; no es de extrañar las repercusiones y críticas que tuvo al respecto, una buenas y otras malas; pero es innegable el aporte.
Ya pasaron 41 años de su primera edición y cuando llega a mis manos, pude observar interesantes ideas y afirmaciones, pero aquel que más me llamo la atención es la referida a la identidad de la política expuesta en el punto 4 del Cap. VII.
¿Identidad de la política?
Si, efectivamente, y es que dentro del mundo académico y entre quienes nos apasionan estos temas, es muy interesante percibir que el autor hace en principio, una retrospectiva del término; nos lleva primeramente a comprender la lejanía de la política con la moral, es decir en términos de diferencia. Seguramente tomo para sí conceptos de Maquiavelo donde existen conflictos y no así consensos ya que los sujetos políticos actúan con pasión y egoísmo al momento de lograr sus objetivos políticos por ser sujetos pasionales, pero no solamente se diferenciará con la moral, sino también con la economía y el derecho.
Nos recuerda el olvido y el reencuentro del concepto “política” desde los griegos hasta el renacimiento; “el regular el dominio del hombre por el hombre” y a decir de Rousseau “el hombre nació libre pero encadenado”, éste ya pensaba en la esencia de la política. Para Sartori, los conceptos de los pensadores ilustrados, eran expresión de pureza del anhelo intelectual (así lo entiendo), pero ahora la misma identidad de la Política, está en “crisis” porque muchos lo utilizan sin saber que es en realidad.
¿Crisis de identidad?
El autor, desea comprender la diferencia entre el comportamiento económico y la moral y estas dos con el comportamiento de la política; en referencia a la primera, tratara de demostrar esas diferencias en cuanto al análisis y las probabilidades a futuro, con la disimilitud de lo que él llama “datos duros y datos blandos” en el capítulo X, al examinar la política y la previsión tecnológica y el Codicilo de David Bell (pero ese es otro tema sin duda alguna también interesante), donde aclara que la economía tendrá un comportamiento dirigido a lograr ganancias, es decir su comportamiento gira en torno al interés material.
En relación al comportamiento de la moral, son más complejos ya que se debe lidiar con la ética, en otras palabras, los comportamientos morales son contrarios a los comportamientos económicos ya que en esta última debe primar el altruismo, donde no interese lo material sino más bien la satisfacción moral.
El comportamiento político, de plena entrada se diferencia con el comportamiento moral por la misma naturaleza pasional y egoísta del ser humano, lo moral se reduce y la ambición crece; en consecuencia, el comportamiento político no será lineal, sino que tendrá sus altas y bajas de acuerdo al momento o coyuntura social y política.
La manera en que se puede afrontar esta crisis de identidad de la política, es comprender la manera en que se estructuran las sociedades humanas, como es que esas expresiones tienden a ser vistas y diferenciadas de lo económico y moral dentro de una sociedad; pero aquí corremos el riesgo de “sociologizar” a la política, ya que la estaríamos analizando desde el punto de vista de los fenómenos sociales y estaríamos negando la autonomía de la política.
Si favoreceríamos la identidad de la política, nos encontraríamos con los problemas ya descritos en función de su comportamiento; en cambio sería más fácil introducirnos en teorías heterónomas, es decir a otras que vienen de afuera para poder explicarla. La ubicuidad de la política nos permitirá comprender su identidad, es decir, si vemos a los actores políticos, estos no tendrán problemas de identidad ya que como Sartori menciona, estos serán “más inmunes” a la crisis de identidad; en consecuencia, un político no se verá como un títere, sino como un actor autónomo identificado con la política y dispuesto a tomar decisiones y acciones contra otros actores políticos sean de su línea o no.
Para terminar, Sartori plantea 3 tesis en referencia al tema, la primera implica la heteronomía, vale decir la desaparición de la autonomía; la segunda, dar preponderancia a la autonomía más que a la identidad, así se salvaría la crisis y la tercera, que implica la pérdida de fuerza de la política frente a las demás disciplinas. Personalmente me quedo con la segunda.
Salinas M. Eduardo
POLÍTICA CON FUNDAMENTO