Corrupción en la Policía Boliviana
Salinas M. Eduardo
POLÍTICA CON FUNDAMENTO
5 MAY. 2022
Mucho se ha escrito sobre la corrupción en instituciones estatales en todo el mundo y en especial en Latinoamérica de dónde lamentablemente están inmersas las denominadas “instituciones con el monopolio institucionalizado de la violencia física”, en el caso nuestro, la Policía boliviana y las Fuerzas Armadas.
No es un secreto que éstas instituciones a partir del control de la criminalidad y la delincuencia, se ven salpicadas en hechos de corrupción; por ejemplo las denominadas “mordidas” por algunos efectivos de transito por contravenciones al código, o de algunos efectivos del la FELCN (Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico), algunos policías investigadores de hechos delictivos de la FELCC (Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen), DIPROVE (Dirección Nacional de Prevención de Robo de Vehículos), policías investigadores, etc.
De la misma manera, algunos efectivos de las FF.AA. desde que fue creada la FTC (Fuerza de Tarea Conjunta) para luchar contra el contrabando y el narcotráfico, también se vieron involucradas en ilícitos. Debo resaltar que no es bueno generalizar, por eso el término “algunos” debe ser muy bien entendido por todos.
Dejando de lado a ésta última institución, me remito a la Policía boliviana que en este último tiempo y pese a los esfuerzos de querer limpiar su imagen luego del motín realizado en 2019, cae nuevamente en desgracia, una desgracia mediática e institucional a causa de la corrupción, veamos:
Motín de 2019.
Seguramente los pedidos de mejora salarial podrían ser legítimos, pero la forma no era la correcta; debieron buscar estrategias acordes a la seriedad que representa la institución policial, pero cometieron varios errores:
- Hacer partícipes a sus esposas en la lucha de una reivindicación salarial y otros asuntos, le resta seriedad a la institución.
- Hacer mención en diferentes alocuciones públicas por jefes, oficiales y personal de bajo rango que son una “familia”, también le resta credibilidad; recordemos que la policía boliviana no es una familia, es una institución seria que tiene por finalidad proteger a la ciudadanía.
- Presentar una imagen de “sindicato”, que seguramente fue inspirada en la película de Hollywood “Robocop”, también fue una mala estrategia.
La Policía boliviana no es un sindicato, se maneja por reglamentos, normas, procedimientos y no por favoritismos por lo que este aspecto le resta también puntos ante la ciudadanía.
- El motín policial de 8 de noviembre de 2019, es otro aspecto importante que en esta ocasión fue una estrategia política donde lamentablemente muchos uniformados que fueron parte, se ven ahora perjudicados incluso con procesos y baja definitiva de sus filas.
Sabemos muy bien que la Policía no delibera y se somete a la CPE, en consecuencia, los bolivianos por lo menos en su mayoría ya no confían en ellos por los abusos cometidos y su apoyo al régimen de facto de Añez.
Pasados esos acontecimientos, la Policía boliviana inmediatamente tenía la misión de recuperar credibilidad ante la población que juró proteger; en ese camino se recurrió a psicólogos, estrategias comunicacionales, etc., lo cierto es que su imagen ya estaba manchada. La lucha contra la criminalidad fue el escudo principal a partir de la vuelta del MAS al poder y a la cabeza del ministro de gobierno Eduardo del Castillo del Carpio quien tiene la incólume misión de restablecer la institucionalidad policial.
Todo ese trabajo se va poco a poco viendo opacado por los innumerables actos de corrupción en que caen algunos de sus funcionarios que nuevamente pone en el ojo de la tormenta a la institución.
El botín…
Seria bueno que nos estemos refiriendo al “botín” (calzado del uniformado) como prenda de vestir, pero no es así; el botín al que hacemos referencia es aquel que implica una ganancia producto de un hecho ilícito y que posteriormente se reparte entre quienes lo obtuvieron (cómplices)
Si bien la corrupción en sus filas es alarmante, veamos algunos hechos develadores sobre el mismo:
- Los ciudadanos ven con asombrosa vehemencia a algunos policías con bienes inmuebles construyéndose a lado de sus casas y “de la noche a la mañana” como diría la vecina de la tienda; así mismo con automóviles que un vecino promedio no podría comprar sino con mucho esfuerzo y trabajo. Algo sui géneris por lo que seguramente muchos jóvenes desean ingresar hoy en día a instituciones de formación policial superior o técnico, cabe resaltar que obviamente estos logros no van acompañados de la lógica en el entendido del nivel de ingresos que perciben mensualmente.
- ¿Carencia de vocación de servicio y valores morales o simple interés económica en sus filas?… una cuestionante que considero debe ser tomada muy en serio al interior de esta institución ya que tal parece que existe ausencia de la primera y segunda característica.
- Citando el barómetro de la corrupción en instituciones policiales, cabe señalar que en 2008 Bolivia estaba en primer lugar con un 27,9% de “mordidas” (soborno) ante la pregunta y siendo los carabineros de Chile los menos corruptos en este aspecto:
¿Algún agente de policía le pidió una mordida (o soborno) en el último año?
https://www.vanderbilt.edu/lapop/insights/I0803es.pdf
Seguramente coincidimos que el nivel de corrupción se elevó en la Policía boliviana y esto debería ser referido en un estudio serio al respecto en vías de su reestructuración.
- Un mal de siempre y sin solución, en todo caso la cotidianidad de la corrupción hace ver a esta natural ya que cada gestión sale nuevos escándalos donde la policía boliviana esta involucrada. La venta de exámenes para el ingreso a institutos policiales, no son novedad.
Lo mismo sucede en la administración del régimen penitenciario policial y esto de declaraciones de su propio director en 2021:
- La corrupción en DIPROVE es la “gota que rebalso el vaso” y que involucra desde hace tiempo innumerables trámites y reembolsos para que un ciudadano víctima del robo de su vehículo logre recuperarlo, estos cobros son en dólares estadounidenses por si acaso; una historia de nunca acabar. Esta semana se vio que el robo de vehículos salpicaba presuntamente a jefes policiales y otros funcionarios que ya fueron destituidos, prófugos y sujetos a investigación, lo cierto es que la imagen de la policía boliviana esta en entredicho y Chile ya se apresta incluso a enviar contingentes de uniformados a la frontera norte ya que el robo de vehículos y el contrabando son cuestiones cotidianas.
- Policías involucrados en narcotráfico, corrupción y volteo de droga y dinero en la FELCN, ¿desde cuando operarían de ese modo? Actualmente algunos fueron dados de baja, pero estoy seguro que solo es la punta del ovillo de la corrupción.
- ANAPOL ¿Escuela de pillos?, un término duro por cierto pero real ya que se supone que en esa institución se forman oficiales probos y con altos principios morales, pero sucede que lamentablemente personas que jamás deberían siquiera ingresar a sus filas, lo hacen. El caso de la “jefa” un subteniente de policía (Lizeth C.), que llegó desde Cochabamba para participar del atraco el pasado mes de abril y que ya fue detenida por su participación en este hecho delictivo en Palmasola.
Estos son algunos de los muchos casos delictivos en los que incurre la policía boliviana, como siempre las acciones buenas se verán siempre superadas y empañadas por las malas y la ciudadanía exige una solución pronta, eficaz y eficiente, aunque los mismos policías son pesimistas al momento de encontrar una solución.
Realizar una re ingeniería, e incluso re fundar la Policía boliviana debería ser parte de la solución y esta debe estar acompañada de políticas incluso ceñidas en el marco de la formación del uniformado policial con alto grado de pruebas y selección rigurosa de sus componentes. El cumplimiento estricto a la normativa interna de la institución y a la CPE también debería ser tomada en cuenta; así mismo y aunque no es parte directa del problema, pero es motivo de descontento, es la jubilación al 100% que está dentro de sus objetivos, pero desde mi punto de vista debe ser a las FF.AA. que le quiten ese privilegio que considero discriminador e injusto incluso frente a otros dignos profesionales que hacen carrera a lo largo de su vida.
Finalmente deseo hacer énfasis en que la Policía boliviana no es una familia ni un sindicato por lo que esos términos deben ser borrados permanentemente de sus discursos, pensamiento y doctrina.
Salinas M. Eduardo
POLÍTICA CON FUNDAMENTO